¡Hola! Muy feliz domingo para vos 😊
Hoy vamos a charlar sobre el ruido que el mundo que nos rodea, cómo influye en nosotros y cómo podemos mantenernos positivos y vibrando alto dentro de todo eso.

El efecto del ruido del mundo.
Hace tiempo que se viene sintiendo algo pesado energéticamente hablando en nuestro mundo. Es una mezcla de tristeza silenciosa, de agotamiento y desesperanza, que no parece tener pausa. Es un cansancio que no es físico, sino más bien del alma.
Y cuando miramos alrededor, prestando más atención, quizás lleguemos a entenderlo un poco más. El mundo entero está atravesando un momento de gran agitación. Como si algo estuviera desordenado en la raíz misma de la humanidad. Las noticias no paran de traer tragedias, guerras, discursos de odio, pérdidas, enfermedades, injusticias. Lo externo está revuelto, y lo interno, muchas veces, también.
No hace falta estar en medio de una guerra para que el corazón sienta la presión de todo esto. A veces basta con abrir las redes sociales o prender la televisión unos minutos para que el cuerpo entero se tense y nos invada la tristeza.
Aunque no lo notemos, la energía colectiva nos atraviesa. La violencia y el miedo, cuando se multiplican, afectan la forma en que respiramos, dormimos, nos relacionamos, y hasta cómo nos sentimos con nosotros mismos.
Por eso hoy no queremos hablarte de soluciones rápidas, ni de positivismo vacío, si no del cuidado como refugio; de la necesidad urgente de sostenernos cuando todo alrededor parece desmoronarse. No como una negación de lo que pasa, sino como una forma de resistir desde otro lugar. Desde la ternura. Desde la conciencia activa y presente.
¿Qué podemos hacer cuando no podemos hacer nada por lo que pasa afuera? ¿Qué podemos hacer cuando sentimos que el alma se está saturando de tanto caos?
Quizá la respuesta no esté en hacer, sino en habitar de otro modo. En recordar que somos más que ruido, más que miedo, más que lo que ocurre en la superficie. Que dentro nuestro hay un centro, un espacio cálido y firme, al que siempre podemos volver.
Acá te compartimos algunas cosas que nos han sostenido últimamente.
Elegir la calma como decisión consciente.
No siempre podés cambiar lo que pasa, pero sí podés elegir cómo te conectás con ello. A veces la calma es una forma de resistencia ante el colapso.
Silenciar el mundo por unos minutos.
Apagar el celular, cerrar los ojos, inhalar profundamente. Volver al cuerpo. Dejar que la respiración te recuerde que estás viva, que estás presente.
Crear rutinas pequeñas que te devuelvan al hoy.
Prender una vela al empezar el día. Agradecer antes de dormir. Regar una planta. Escuchar una canción suave. Escribir una frase en tu cuaderno. Repetir un mantra.
Cuidar lo que consumís en redes y noticias.
No todo lo que sucede necesita entrar en tu mente y en tu sistema emocional. Filtrar no es ser indiferente, es protegerte para poder sostenerte.
Reconocer que no estamos solos.
Hay muchas personas, quizás más de las que creemos, que también están sintiendo lo mismo; sensibles, abiertas, tratando de mantenerse de pie en medio del ruido. Y eso, de alguna manera, también es un consuelo.
No se trata de desconectarse del mundo.
Se trata de recordar que, para poder estar en el mundo, primero necesitamos volver a nosotros. Hacernos espacio. Sostenernos. Respirar. Volver al centro. Y desde ahí, cuando estemos listos, salir al encuentro con más lucidez, más compasión, más humanidad.
Te dejamos esta afirmación para cerrar y, ojalá, para acompañarte esta semana:
“Hoy elijo volver a mí. Aunque el mundo está agitado, yo puedo crear refugios de paz dentro mío. Mi calma también transforma.”
Nos despedimos por hoy: con cariño,
Gracias por leernos y hasta el próximo domingo.
Anexos:
Canciones con alma propia para acompañar la lectura:
Les compartimos estas canciones, que son dos clásicos que seguramente has escuchado, que tienen un especial significado:
Un clásico universal. Simple, directo, y con un mensaje que sigue siendo profundamente actual.
Ideal para los momentos en que todo parece derrumbarse. Invita a soltar, confiar, y simplemente dejar ser.
Algunos de nuestros boletines anteriores que quizás sean de tu interés: